jueves, 30 de enero de 2014

J Gelman, JE Pacheco, in memorian

No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza.

No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza.
La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida.
Nacemos y nos cortan el cordón umbilical. Nos destierran y
nadie nos corta la memoria, la lengua, las calores. Tenemos que
aprender a vivir como el clavel del aire, propiamente del aire.
Soy una planta monstruosa. Mis raíces están a miles de
kilómetros de mí y no nos ata un tallo, nos separan dos mares
y un océano. El sol me mira cuando ellas respiran en la noche,
duelen de noche bajo el sol.
Juan Gelman


Alta traición

No amo mi Patria. Su fulgor abstracto 
es inasible. 
Pero (aunque suene mal) daría la vida 
por diez lugares suyos, cierta gente, 
puertos, bosques de pinos, fortalezas, 
una ciudad deshecha, gris, monstruosa, 
varias figuras de su historia, 
montañas 
(y tres o cuatro ríos)
José Emilio Pacheco
Dos poetas muertos, que han reflexionado sobre el hombre, la verdad, el poder, la injusticia y la opresión del poder, desde una visión humanista, antipoética.
Dos poemas, aparentemente contradictorios, sobre la contradicción nación (o patria) y persona. Al final, la patria como el aire, la memoria, los lugares y las personas que te han formado. Lejos de las banderas y sus iras. Las personas y sus/nuestras raíces.