En el Monasterio de Carracedo, en una noche azul y estrellada del mes de Julio, Amancio Prada nos obsequió con un concierto sublime en el homenaje a Ramón Carnicer.
Con canciones de poetas leoneses primero, luego de su repertorio gallego y español nos regaló su voz diáfana y profunda en la noche berciana. En un contexto intimista, con un público fiel y coparticipe de muchas de sus vivencias, Amancio fue desgranando un hermoso paseo por su vida (y la nuestra...).

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El momento más comunicativo se produjo cuando el ruido de un labrador que a esas horas sulfataba las manzanas provocó la interrupción durante un rato del concierto, hasta que el buen labrador nos permitió continuar. En esos momentos Amancio nos recordó alguna de sus vivencias personales con su padre, labrador también.

A su madre, presente en el concierto, le dedicó una interpretanción conmovedora de "minha nai, minha naicinha, como a minha nai ningua, que me quentava a carinnha co calorcinho da sua".

Con la poetisa Carmen Busmayor interpretó dos bellas canciones.

Nos mostró luego la fotografia, de casi cuarenta años antes, en el mismo monasterio, todavía muy en ruinas y sin perspectivas de reconstrucción, con el violoncelista Eduardo Gattinoni, para la grabación de "Vida e Morte"...el burro de la fotografia era el único espectador de entonces.

El final fue una impresionante culminación del concierto, cantanto con el úninco instrumento de la percusión sobre su corazón.

Concierto para recordar dulcemente durante mucho tiempo...con una única triste reflexión: ¿la poesía y la música, tan admirablemente hermanadas por Amancio, no encuentran eco en una juventud entregada a los productos prefafricados ?
4 comentarios:
Paco, ponte en contacto conmigo:
carlos.defran@gmail.com
Un abrazo
Carlos
Un regalo.
Un regalo.
Un regalo.
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